15 jun 2019

Santos penitentes

Hoy he visto a otro,
ha sido como un martillo que ha dejado sangre.
era tu boca fría,
como brillante menta que supura entre sus dientes.

Se quedado tu alma jugando con demonios
apostando con huesos de oliva.
Mis pupilas, vacías,
al otro lado del ventanal,
esperando tu amnistia.

Y el jugo de tu reproche, sabia en sus labios,
amargo aceite joven y verde,
rebosaba en mi lengua
como de agua la ropa empapada.
Tu cueva amalgamada,
enviada, escondida,
Una aparición que baja de la montaña
en forma de oveja extraviada,
para aquellos que esperan lo que se envía.

Hoy llevo el oro en las mejillas,
hoy te traigo ofrendas.
Tengo flores frescas,
Tengo rocío, oraciones,
tengo estrellas.
Mis ojos negros cerrados que te esperan.
Yo, que conozco en estas manos extrañas
tu voluntad, a través de la gente
para tus santos penitentes.