30 nov 2013

Fantasmas.

Me despierto y cuento las horas, las horas los minutos los segundos desde que llegó, y no conseguí arrancarlo de mí, desde que me permití darme el vicio de sumergirme en la voz y en las imágenes.
Y ahora dos manos me arañan el centro de la espalda.

Malditas palabras, maldito Daniel, maldita la foto y maldita la niña. Maldita, sobretodo, la sombra en la pared.

Como destrozar las barreras de aquello que se venía guardando, la fragilidad del pasado de una mente; asomarse al centro del universo pensando en una pequeña llama y ser devorada por un inmenso huracán.
Y yo aun tan pequeña, y tú, de repente, tan humano.

Adios al aire de los pulmones, se fue con el punto fijo donde se ha perdido la mirada. Vinieron los escalofríos mientras temblaba la pared, los tiros al cielo que bajaron certeros. Y acabaron costillas y manos aplastadas, desgarradas, porque no se puede tocar el centro de un atómo (aunque dormido, siempre) a punto de estallar.

Se habla de miedo, encerrado, ahora ronda suelto. Tu voz lo aviva, sí, me das miedo. Así que no me hables sin saber nada de ti, porque me destrozas, porque sin querer me veo, me veo y me destroza.





28 nov 2013

Desaparecido.

Vamos a ponernos sinceros.

Se que no soy quien, si repaso las lecciones me doy cuenta de lo poco que sabemos de nuestras vidas, de lo mucho que es arriesgar pensar que si me pongo coqueta para ti tu lo vas a saber apreciar. Tú, que no sabes a que tengo miedo ni porque, Yo que no se de tus rutinas ni de tus cafés. 

Se que no es momento de empezar cosas, que la distancia no es buena, ni quizás yo buena compañera. Pero resulta que te quiero cerca. Mucho más que los kilómetros y las palabras y las lágrimas secas. Que esto de estar no es tanto de tocarse como de presencia.

Dime si voy a coger un tren, dime si cuando aparezca estarás con los brazos abiertos. Dime si lo que tengo es psicológico y el miedo un síntoma más. Y dicho esto dime algo más y sorpréndeme.

Se que es probable que te hable y no sepa de ti ni de tus noche en vela, pero quiero intentarlo, dar en una diana a ciegas para ser la que anochezca cerca de tu cuerpo y junto ese despierta. Yo, que no sé a que tienes miedo ni porque. Tu que no sabes de mis rutinas ni de mis cafés.

Yo, que besaría cualquier cicatriz, Tú que me regalaste aire y frío para vivir.
Aunque no sea ella, que calza mas de un treinta y seis, déjame por un par de noches dar el perfil.


23 nov 2013

Sustituto de tiempo.

A la chica que no le cabía la sonrisa en la boca, ahora se le desbordaban las lágrimas de los ojos.
Su expresión, más cansada que triste; su cara, sorprendida por los ríos que se van precipitando
Aun no ha tenido tiempo de reaccionar en un gesto, en una mínima perturbación. Permanece inmóvil.
Y mientras tanto, una vuelta, un brazo; su cuerpo, una ola.
Va y viene, y su pecho se rompe, y tú te rompes con él.

¿Qué te pasa niña?
Déjame que te abrace,
a pesar del tiempo, de la distancia, de los sentimientos... Déjame que te abrace,
y luego vuelve a jugar.

18 nov 2013

La lección de Ofelia- Escena.

(Ella, sentada en el autobús, arreglada, cansada pero coqueta. Él, tarambana y jugador, entra en el bus y se le nota la personalidad confiada en la forma de andar. Camina hacia el final del bus, y de repense la ve, continua andando y luego vuelve sobre sus pasos.)
Daniel: ¿María?
(María se toma su tiempo, gira primero ligeramente la cabeza hacia la voz, luego mira por la ventana, luego vuelve a mirar más detalladamente.) 
María: ¿Daniel? (Daniel sonríe, María sonríe también, pero apurada. Se levanta como si fuera a darle dos besos pero lo esquiva por detrás, lo adelanta y hace para salir del bús.)
Daniel: Espera ¿Te bajas aquí?
María: (Por lo bajo) Sí…
Daniel: ¡Espera, espera, voy contigo!
(María suspira, camina hacia el otro lado del escenario, Daniel le sigue. Las luces le siguen y así a su vez los que quedan en el autobús quitan la escenografía y la meten para bambalinas; preparándose también aquellos que hayan de salir en la siguiente escena de transeúntes.)
Daniel: ¿Y.. que tal la vida?
María: Pues bien… ¿Y tú?
Daniel: Bien, bien…
(Silencio.)
Daniel: (Juguetón.) ¿Sabes? Justamente había estado pensando en ti, (le coge la cartera amablemente a María y aprovecha para acercársele.) Hace ya tanto tiempo. ¿Y no tienes nada más que decirme?
María: (Se aleja. En voz baja.) No amor, tu ya te me rompiste entre las costillas.
Daniel: (Le sigue. Embaucador.) Tu aun sigues entre las mías.
María: (Con desesperación en aumento.) Dime… ¿Como quieres… ¿Que buscas… ¿¡Cuanto sientes, que quieres que vuelva contigo?! (Retira la vista y baja la voz. Se mete en el callejón.) Fuiste un infierno; fuiste un infierno, amor., pero Dios sabe que volvería con una palabra tuya.
Daniel: Vuelve.
María: (Desesperada, cada vez más al borde de las lágrimas.) ¡¿Y he de creerte?! ¿Como cuando me dijiste te quiero y quisiste también a otras? ¿Como cuando buscaste mis palabras mientras escuchabas otras voces, otras noches…Otras-Otras tantas!Y sin embargo… Dímelo. Dímelo otra vez. Otra y vuelvo.
(Silencio.)
María: Y ahora callas…(Se lamenta) Ay amor… Y es que será amor, porque siento que me matas.
Daniel: (Impasible.) Yo no te toco, yo no te mato.
María: ¡Y tampoco me quieres… Ni a eso alcanzas… Tan solo vas herrando la soga para que me la lleve a la horca. (De espaldas) No me mires con esa cara (Se gira.) ¿O es que ya ni me miras con esa cara?… (Para ella misma) Me regalaste tantas palabras… Me volviste loca, (Con tono distraído, deambulando y sin mirar a Daniel.) ¿y ahora me dejas? Pues quizás la loca va y se ahorca.
Daniel: (Levantando la voz, firme.) María ya esta bien.
María:  Sí, ya está, no te preocupes. (Se gira y mira a Daniel.) Perdón; de verdad. (se acerca y coge su cartera) Ya está. (Mira hacia otro lado) Hagamos como si esto no hubiese pasado. (Al infinito, al frente.) ¡Nada ha pasado! (Anda. En voz baja.) ¿No es así ya para ti? (Se gira rápidamente para comprobar que Daniel no la ha escuchado, el hace un gesto de ir a por ella y ella, con otro gesto le invita a no hacerlo.) Déjalo, déjame. Me voy, me marcho. Dejémoslo estar… (Se gira por ultima vez) Buenas noches… Buenas noches, por todas las que ya no te pueda dar. (silencio.) (en voz baja.) Buenas noches, solo esta vez más… (Sale de escena.)
(Daniel se queda en escena, confundido, al final sale de escena por el camino contrario que María.)

Fin de la escena.

15 nov 2013

Nombre y apellidos.

A veces pienso que tengo frío, que mi cuerpo tiene frío, y que para cuando eso pasa los nombres se difuminan.
Y me pregunto, me cuestiono; y espero. Quizás olvido.
Pero al final, cuando las horas de nuevo se quedan largas y mis piernas, cortas; cuando son los pies los que tienen frío y mi cabeza anda dispersa; entonces mi soledad, en mi cama, tiene nombre y apellidos.

11 nov 2013

A.

100.
Te quiero.
Siempre.
N.

La lección que no aprendimos.

Hubo una lección que las mujeres no aprendimos, la lección de Ofelia.
Los hombres engatusan, se olvidan, te vuelven loca y te matan.

Siempre.