30 oct 2014

No nos quedan fármacos.

La sensación de desaparecer, disueltos, inexistentes, consumidos por la sangre.

La sensación, ese punzón detrás de la oreja; se parece un poco al contacto de unos labios prohibidos, carnosos, que no se quieren, se desean.

Hay un hombre riéndose en la penumbra, en el punto muerto tras la puerta del armario. Nos esta mirando, tendidos en la cama, al borde del quejido. Quizás si sonríe se ilumine la oscuridad.
Nuestros ojos brillan como perlas agujereadas; están viendo como el techo queda cada vez más lejano.

Nuestro pecho nunca fue tan ligero, ni las palmas de nuestras manos tan pesadas. Nunca nos quedamos tan anclados a la cama, al borde del quejido, sin poder respirar.

Hay un nombre que nos mira,
no nos quedan fármacos que tomar.




24 oct 2014

Confesiones a Medianoche

Voy a hacerte una confesión, una de esas que nos atrevemos a hacer por los años, por la confianza, porque sabemos que solo serán seguidas por una sonrisa (triste, cómplice, un símbolo de reconocimiento y compresión.)

Si alguna vez me caso y si bailo luego un vals, (aunque la verdad es que con las pocas probabilidades que tengo de casarme, si lo hago me aseguraré de bailar luego un vals.) es muy probable que me ponga a llorar. Que empiece como una simple lágrima y se descomponga luego como un vendaval.

No te preocupes que lo callaré rápido; que lo volveré a meter dentro; que nadie se dará cuenta.
Les diré a todos que fue la emoción del momento, que es que la felicidad se me ha metido en el ojo o algo así. Y me reiré, y a abrazaré a quien baile conmigo, muy fuerte, muy muy fuerte.
Pero por dentro (y te lo digo porque quiero que lo sepas), ahí donde guardo el vendaval habrá una parte de mi, esa que ha trastabillado al bailar; que seguirá en coma con lágrimas hasta en la boca.

Porque yo quería bailar contigo, aunque sea una rabieta de niña pequeña; quería bailar con mi mejor amigo.
Y tú solo estabas allí,
donde guardo el vendaval.




17 oct 2014

Hay días en los que "terriblemente" se queda corto si se trata de echarte de menos.

4 oct 2014

Me gusta el teatro,
y a ti también,
lo sé porque cuando hablas de él,
te olvidas del telefono
haciendo "Ping"
Y solo queda tu voz en el aire
tu corazón latiendo
y un escenario en tu mente.


Que mono llevamos, eh?