29 jul 2014

Un mundo sin el número tres.

Me encanta la belleza del continuo movimiento, a pesar de que sepa que no existe (Oh, maldito rozamiento.) Pero eso me ha llevado a preguntarle a mi hermano (en uno de esos momentos de complicidad absurda.) "¿Te imaginas que llegamos a crear un material al que no le afecte el rozamiento? ¿O que el rozamiento no exista?" Mi hermano se me ha quedado mirando. Parecía decir "Querida hermana, ¿NO VES QUE NO PUEDO EXPLICARTE LOS FUNDAMENTOS DE LA FÍSICA EN UNOS MINUTOS ANTES DE IRME A DORMIR?" Pero sin embargo ha suspirado (El pobre me conoce ya.) y ha dicho que no, que no se lo imaginaba. Y yo sí. "Es como imaginarse que el numero tres no existe" me dice después. "Bueno, yo puedo imaginármelo!" Le respondo. Nos enzarzamos en una ligera, pequeña y corta discusión sobre un documental que mi hermano finalmente cierra con: "Es que eres de letras. Sois muy impresionables. Os dejáis seducir por la metafísica."
Apaga la luz de su habitación. Yo vuelvo a la mía.
Pero yo puedo seguir imaginándome un mundo sin rozamiento.

Y sin el número tres.



19 jul 2014

¿Dónde está tu silla roja?

Hay una libreta abierta encima de la mesa,
la veo por la luz del monitor del ordenador.
Tiene un bolígrafo separando las páginas,
sé que ahí hay una canción a mitad
de esas que piden a gritos ser acabadas
o de no serlo nunca.
De esas que duele tanto escribir,
de esas que duele más cantar.

La guitarra está en suelo,
tengo que tener cuidado con ella.

En mi cama hace calor.

Necesito llorarle a alguien estas letras
antes de que me partan el corazón
Pero la noche se hace larga
sola.
Como siempre.
Es lo que tiene
tener un vacío tan grande
que empieza a ser algo.

Es lo que tiene.
Me revuelvo en la cama,
siento el estomago extraño.
No entiendo el tiempo
tampoco la materia
mucho menos el espacio.

¿Dónde está tu silla roja?

¿Hoy no vienes a contarme un cuento?



18 jul 2014


Hay días nublados, fragancias que se cuelan de improvisto, una sombra que escapa por poco a la vista y juega en el esquina de nuestras pupilas.
Una brisa que más que brisa parece caricia, y que más que caricia se siente como una mano agarrándose a nosotros por nuestras heridas, usando de asas los bordes cauterizados.
Y nosotros, masoquistas, no nos atrevemos a llamar dolor a ese picor que sentimos en el alma. Una tarde más.





<< Ella cogió el teléfono sin línea. Lo estrujó entra sus manos sin ningún resultado, y al borde de las lágrimas dijo casi como un grito sin voz: "Ángel… ¿Donde coño estás…" >>

6 jul 2014

Voy a romper las estrellas y beberme su interior.
Voy a cerrarme, a deshilachar la imaginación
  quizás por presión me convierta en luz,
  Quizás te rompa por dentro, pasaré por tu lado.

Verás las estrellas por dentro de tus ojos,
verás cosas de las que nadie sabe nada,
verás la luz en que yo me he convertido
y no dirás nada.

No quedan palabras, solo polvo
brillante, arenoso
resbalando entre nuestros dedos
desbordandose por nuestras miradas, atravesadas.