27 feb 2013

Asomarse.

Hay un lago donde todo el mundo se ve reflejado, pero nadie lo sabe.
Todo el mundo cree que el lago es negro, que en el fondo viven monstruos.
Todo el mundo teme asomarse, y quien lo hace suele acabar aterrorizado o ahogado.
Pero como siempre pasa en estas historia todos dicen y nadie se molesta en comprobar las cosas.

Un día una muchacha se acercó al lago, porque como toda buena muchacha, tenía una curiosidad insaciable que acabó venciendo el temor inicial.e
Se asomó primero muy poco y muy rapido, pero de tan rápido que lo hizo no fue capaz de ver nada, la corriente de aire que ella mismo provocó hizo que el agua se sacudiese.
Después de mucho pensarselo (o más bien sin pensarlo bien aun, pero después de un rato), se volvió a asomar. Al poco tiempo se formo ante ella una gran oscuridad que pareció rodearla, el pánico encogió sus entrañas y la dejó clavada en el sitio. Intentó pensar, "Es solo oscuridad" se dijo, "No hay nada que temer".
Pero realmente lo que nos da miedo de la oscuridad no es el negro abismo, sino las cosas que se esconden en él. Así unas figuras empezaron a desdibujarse en la niebla.
Gente que creía perdida, criaturas deformadas, sensaciones propias de quien recupera la consciencia en plena pesadilla empezaron a ahondar en ella.
Respiró hondo. Cerró los ojos y se separó poco a poco del agua. Entonces percibió una especie de línea blanca contorneando el vacio oscuro. Se separó un poco más y empezó a comprender que aquella figura era un reflejo, un ojo, Su ojo.

Se acababa de asomar a sí misma. Entendió aquí que aquellos monstruos vivían en su interior.
Pero también entendió que, si vivían en ella, Ella misma sería capaz de acabar con ellos. Ella tenía el poder sobre su miedo porque el miedo era ella misma.

Levantó la cabeza y echó a andar.

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