5 jun 2017

Informalismo en posguerra

Y convertiste a la gente en sacos de arpillera que había que arreglar con grapas;
y sus rostros en superficies planas, rotas, sucias, entre placas y cortezas.

Vimos los restos y nos dimos cuenta de que eramos nosotros,
en el suelo.
Un trozo más del engranaje roto.
El sentido estaba enterrado bajo tierra,
y lo sacó a la luz las bombas detonándose a nuestro alrededor.

Que hago ahora con estas manos que han tocado tanta sangre;
con todos los silencios que tenemos que andar evitando
como si aun quedasen minas por explotar entre nuestros pies.

Dame cuerdas para poder colgarme,
no quiero volver a tocar metal.
De que me sirve volver a la tierra ahora que la hemos ensuciado
tanto,
tanto,
con nuestros huesos
y los de nuestros hermanos.

Ahora que ya no puede crecer nada.
Fúndeme con el óleo. Trágame. Que no quede nada, ya que tanto os habéis empeñado.


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