16 abr 2012

Sinceridad

¿Sabeis que es lo que más aprecio en mis grupos? La sinceridad y la comunicación.

Creo que con estas dos cosas todo en esta vida es solucionable, para bien o para mal, pero al fin y al cabo, solucionable.



Este fin de semana la sinceridad ha brillado tanto por su aparición como por su ausencia.

Entre la princesa y el principe ha habido sinceridad máxima de esa de la que presumen tanto. Pero la sinceridad a veces duele, y la sinceridad no siempre consigue pararte los pies. Porque la princesa quiere hacer lo mejor para el principe sin saber ni una ni otro que es lo mejor para ellos. Después de todo ¿Quien sabe que será lo mejor?
El principe tiene problemas, su cabeza anda en ebullición. No sabe con quien hablar, porque en sus amigos ya no encuentra la misma confianza que antes, y en su mitad ya no se ve reflejado.
Quizas al principe le falte sinceridad con sus amigos, a lo mejor deberian hablar sobre que ha sido de ellos, explicarles como se siente, como se ha sentido respecto a todo y poner un voto de confianza en que ellos lo etenderan o al menos lo intentaran.

Entre la estrella blanca y el agujero negro se ha abierto otra brecha. Ella intenta hacerle entender y él no escucha o no quiere escuchar. Aqui la sinceridad desaparece, no porque ella mienta o acaso él lo haga. Es que ella no tiene nada que hacer mientras el agujero negro se empeñe en mentirse a si mismo, encerrado en pozo oscuro para consigo mismo, tiene su alrededor tan cerca y lo quiere dejar tan lejos...
Así que le decimos a la estrella qu etenga paciencia, ella poco mas puede hacer que seguir ahí. Desgraciadamente el agujero negro acabara por absorberse a si mismo o si Dios quiere, se dará cuenta de lo que pasa a su alrededor y parará a tiempo de volver con la gente que le quiere.

Entre el músico y la bailarina hay tantos obstaculos que son incapaces de avanzar. La bailarina no se atreve a decir la verdad cuando le preguntan, aunque realmente esta deseando decirla. Cabezota como ella sola, sigue en sus trece. El músico quizás crea saber demasiado, quizas crea haber vivido ya demasiado, y crea que la bailarina es más lista de lo que es. La sinceridad en este caso es flagrantemente inexistente. La bailarina para consigo misma, sabiendo que quiere hablar pero quedarse callada. El músico para consigo mismo, creyendo hacer lo mejor quizas sin ponerse en la piel de todos a los que afectan sus decisiones y paabras. Entre el músico y la bailarina, dejando en blanco muchos huecos que deberian haber llenado de palabras.


Quizás nos falte tiempo, nos sobre distancia o nos queden reveses del destino que sufrir. Quizas tantas cosas que seguro que me quedan muchas por decir. Pero por el momento estas son las que más me urgen por sacar de mi, ya dirá el verano que más debamos apuntar.
Un beso, pequeño universo. Ojala estemos juntos por mucho tiempo.

P.D. Quizás un poco de egoismo y un poco de amor, son la chispa que da vida y entretenimiento a una existencia. Aun así yo solo quiero ser luz, y que seais felices.

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