14 mar 2013

Por un eterno despertar incompleto.

Estaba sentada en la mesa mirando al infinito, cuando una persona, ciertamente de forma molesta le sacó de su ensimismamiento.
- Aun no puedes quedarte dormida! - le dijo con una sonrisa a mitad camino entre quien intenta ser gracioso y quien es un pedante.

Ella hizo caso omiso. Demasiado cansada para si quiera hacerle caso, mucho menos contestar.
  Cerró los ojos.
Vio la luz desaparecer tras sus parpados, poco a poco y luego de repente.
Vió después por una pequeña rendija como en sus pestañas se reflejaban pequeñas gotas de luz.
  Cerró los ojos.
Y vió la oscuridad.
Y en la escuridad estaba todo.
Tocó asteróides, sentía la lluvía.
Observó pasear figuras en la calle mientras tomaba el café de la mañana,
dió las buenas noches a su perro.
  Le vió a Él.
Se volvió luz.

Abrió los ojos y la electricidad de las lámparas flourescentes le hirió las pupilas. Sintió las puntas de los dedos entumecidas y las piernas dormidas sobre la silla. Suavemente tiró los hombros hacia atrás, estiró el cuello y entornó los ojos. Enfocando la realidad del techo desconchado.
Algunos no lo entendían;
  Ella no necesitaba dormir, Ella necesitaba soñar.








No hay comentarios

Publicar un comentario