20 dic 2013

Como a un clavo ardiendo.

Tirados en el sofá, tu fumando, yo bebiendo, tu bebiendo y yo cantando, hasta que caiga el alba
Y nos agarremos el uno al otro, por las mejillas, por las costillas, el uno al otro, como a un clavo ardiendo,
hasta que no quede nada más.

Porque solo puedo ofrecerte mis dedos clavados en tu piel, y sigues sin entenderlo y sin quererlo entender.
¿Que sabes de mí? Cuéntame, ¿Que estás dispuesto a conocer? 
Es fácil amigo mío, no te metas en una situación que no puedas manejar,
no es complicado, es saber como hablar, ser consciente de la situación mas allá de las paredes de tus manos,
más allá de tus miradas en el abismo, del eco en tus oídos.
Y si no quieres, no lo cojas, creete el vale, déjame escucharte, cantar, abrazarte, y quédate con el vale.

Digamos que fuimos malos, pero que lo pasamos bien
que intenté entenderte pero que no puedo ser
Digamos que se nos fue de las manos, digamos eso también
por todas esas verdades que no queramos reconocer hoy.


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