21 dic 2011

Persíguelos, sé que se quieren escapar... ¡Pero que no lo consigan!

Vale. ¿Qué pasa ahora? Lo estoy intentando pero el mundo se me cae encima, y no se deja volver a colgar en la pared. Creo que las chinchetas le han hecho demasiado daño y ya no puede sostenerse, por eso se cae a pedazos.
¿Y a tí? ¿También te duelen las chinchetas?
Quisiera gritar.
Por ti, por mí... Por todos los que no pueden.



Ojala amiga, Ojala tantas cosas que no se por donde empezar.
Dices que te duelen los sueños, las pasiones, que prefieres renunciar a ellos, que prefieres no ser, pues ser sin ellos no es mas que caminar sin alma.
Dices que te la han arrancado, el alma digo, y dices que no vas a luchar para recuperarla. Dices que estas cansada y que se te apaga la luz.
Te entiendo, o al menos puedo llegar a imaginarlo, o quizas no. No te quiero engañar.
Quiero arreglar tu mundo.
Quiero arreglarte a ti... Pero, de verdad, no se como.
Y sé menos si te rindes.

Amiga por favor, por mí si me dejas ser egoista; por ti, si aun te queda algo de sentido común; o por el mundo, si entiendes o puedes llegar a imaginar lo que se va a perder si te callas ahora.

No te rindas.


No renuncies a tus sueños

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